miércoles, 5 de noviembre de 2014

He decidido que regalaré una versión de Lurypsicopata en practicas

Aqui viene la trampa... a los que compren mis libros en papel. Juas. ¿Pensabáis que sería facil?

Os dejo el capítulo 1, el otro día os puse el 4, pero ya me conocéis caotica hasta la muerte.
No olvidéis que os estoy observando
 


Capítulo 1
He mirado por mi ventana para empezar esta novela con una descripción poética, pero sólo he visto la ropa tendida de los edificios que están frente al mío, así que os diré que está parcialmente despejado con un grado de humedad del 60% y un 2% en precipitaciones. Que no sé si se tratas de la posibilidad real de que haya lluvias, o suicidios tal y como están las cosas.
Vertida en estas líneas la ambientación de este gran día, el primero de mi vida como aprendiz de psicópata, debo poneros en antecedentes.
Bueno, he decidido que no. Que hay mucho imitador y seguro que alguno se inventa mi vida, así que me la invento yo.
Pero debo deciros para que podáis comprender este cambio de mi personalidad cuál es su origen. Me han agredido, insultado, pero lo peor siendo esto grave, es que he sentido que se me ha faltado al respeto que merezco, ¿Cómo se reclama el respeto que te han perdido? Hay un determinado tipo de gente que considera que el respeto hay que ganárselo, yo soy de las que opino, que me debes respeto como si fuera la “Mamma” o te va a ir muy mal.
Pensando mucho y viendo varias veces las  tres partes del Padrino, he decidido cual será mi forma de actuar.
Como no puedo matar ni torturar a la vecina que me ha roto el dedo, he decidido practicar con otros seres humanos con los que no empatizo en lo absoluto, para proceder a practicar el asesinato en serie. No es que mi vecina se vaya a librar, la voy a dejar para cuando tenga el título oficial.
Esto de planear maldades resulta fácil, pero lo difícil es llevarlo a la práctica. Porque a veces te dan pena. Pero en todos los trabajos se sufre. Así que penare para conseguir mi objetivo.
Hoy voy a buscar una escopeta de bolas comprimidas de pintura, con 1500 bolas, 15 espráis de pimienta y una pistola eléctrica. Nunca me he sentido tan emocionada, ni en los primeros reyes magos que recuerdo.
He vuelto, el paquete casi me dobla el dedo otra vez, lo que pesa y el dineral que me he dejado, he tratado de sonreír al señor de la tienda para parecer inocente, pero debo de haberlo hecho mal, porque dos agentes de seguridad han estado custodiándome todo el tiempo hasta que salí de la tienda. Para ganarme la simpatía del desconfiado comerciante, me he comprado también un traje de camuflaje, unas gafas de protección y unos zapatos con suela de goma de 10 centímetros, además de dos cámaras de seguridad y un video portero.
A pesar del dineral que me he gastado, los vigilantes no han dejado de custodiarme hasta que he salido de la tienda. Sin quererlo se han convertido también en objetivo.
 

Debo reconocer que algo debo estar haciendo mal, porque todo el mundo se para a mirarme, me han echado de dos autobuses y ningún taxi ha querido llevarme a casa. Es posible que el disfraz elegido para la ocasión no haya sido el más adecuado, lo anotare.
“Próxima vez que compremos cosas prohibidas, llevar simplemente gafas de sol”.
Bueno ahora que he convertido mi despacho en la sala de armas, tengo que elegir un objetivo y un arma.
Debo realizar un seguimiento como los profesionales del crimen para elegir mi víctima. Debe ser alguien que no tenga nada que ver conmigo y que no despierte sospechas sobre mi persona.
El electricista que engancha a los ilegales a la luz, haciendo que las compañías nos suban el recibo a los que pagamos para compensar pérdidas. Si, decididamente él va a ser mi primera víctima.


 

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