Empecemos con nuestros mensajes subliminales. (http://mybook.to/unmaridoparamargaret)
Después de mi cafe y mis estimulantes, me siento como un niño ajeno de visita. Toco lo que no tengo que tocar, me siento y me levanto buscando ideas, como si estas pudieran estar escondidas en algún lugar de la casa, junto al polvo de los rincones. Por cierto voy a pasar el plumero por la estanteria, bueno, la manga del pijama también quita el polvo.
Salgo a la calle, y me digo, haz el bien y este te será devuelto. (Estoy moñas, pero estoy de promoción,http://mybook.to/unmaridoparamargaret)
Gracias a los efectos estimulantes del cafe y a la sobredosis, he pasado mil veces la calle a una anciana. la pobre esta llorando y pidiendo auxilio. asi que la he soltado, y para llevar muletas hay que ver lo que corre la mujer.
Es tiempo del autobombo, antes que las pastillas me hagan caer en la más terrible de las depresiones, y empiece a preguntarme de donde vengo y a donde voy, porque esta plaza la he bordeado como diez veces, y esta vez sin rehenes.
Si queréis que me quite de los malos hábitos, solo tenéis que comprar mi novela. Pero muchas veces.
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