No era un buen año para las olimpiadas. Las obras las tenían que terminar los 31 trabajadores indefinidos que habían sido contratados en un ataque de optimismo, lo siento por ellos, ahora otra vez al paro, maldito el francés del Comité olímpico que casi se le escapa la risa cuando dijo Madrid eliminada.
Ahora perdida la ilusión por los juegos olímpicos, sin trabajo, sin sanidad, sin educación y sin justicia, ¿Que haremos los próximos siete años?
Soñar con la lotería. Siempre que no hayan metido algún mangante para administrar los fondos para premios, que entonces, ni con la loto.
Vamos... que nosotros podemos. O no.
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