miércoles, 26 de septiembre de 2012

El 25S y las plataformas digitales

El mundo esta cambiando, es evidente.
 
Dentro de cinco años, habrá políticos y editoriales que no entenderán que ha pasado, como existen políticos que todavía se preguntan que era lo de la burbuja inmobiliaria.
 
En los piases árabes, esta creciendo una semilla, llamada primavera, sin juicios de valor, que prende donde cae.
 
El 15M,el 25S y los demás días y meses del año que están por llegar son semillas que están germinando porque los políticos se niegan a legislar sobre la forma en que son elegidos, porque tanto presunto y tanto imputado y tanto condenado, no sacarían ni un voto en listas abiertas y se tendrían que ir a trabajar a la mina... bueno, no, que están cerradas, a la construcción, tampoco... hummmm, bueno que tendrían que demostrar que han estado parados un año, que han buscado trabajo activamente, y cobrarían 400 euros, después los mandamos a cavar zanjas en los bosques para evitar incendios.
 
 
Las plataformas digitales son las semillas que se están plantando en el mundo de la literatura, los editores, o los señores que se dediquen a elegir los libros que se publican han perdido el monopolio de la sabiduría, si es que alguna vez lo tuvieron.
 
Ahora la semilla de la creatividad, de las ganas, se extiende por internet, dejando retazos de talento, de excelencia... y como en todos los rosales, seguramente habrá espinas, pero hasta las espinas merecen la pena, si es a cambio de la libertad de sentir y de expresar.
 
Si los políticos y las editoriales, (podía referirme a los bancos, las constructoras, etc...) no son capaces de subir, aunque sea en el vagón de cola de este tren primaveral, se quedaran como mis libros, anclados en el siglo XVIII

2 comentarios:

Lydia Leyte dijo...

Se quedarán más desfasados. Tus libros reproducen una situación ideal, la del S. XVIII. La política actual no asume la realidad del S. XXI. Ni ve, ni siente, ni escucha. La clase política se niega a asumir las terribles consecuencias de esta crisis.

Lury Margud dijo...

En el siglo XVIII al menos sabemos como evolucionan las cosas. Ahora no soy capaz ni de imaginarlo.
Gracias Lydia por tu opinión