sábado, 29 de octubre de 2011

Estambul. Cuando no estaba roto.

Espero que pronto se recuperen de las perdidas humanas. Una ciudad ardiente y viva, sus gentes siempre dispuestas a ayudar, con la sonrisa iluminando lo que hay bajo el cielo de Estambul.



Aquí compre una lampara de Aladino, y por mas que le doy con aceite y algodon,  no aparece nadie.

Tengo hasta la fecha un fondo de armario, que a ninguna mujer le debería faltar, y que entre otras cosas, tiene: dos sharis, dos chilabas, un conjunto de la danza del vientre...

Por supuesto, todo sin estrenar, pero seguramente es porque no me invitan a los sitios adecuados.

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